KRATIE-KOMPONG CHAM-PHNOM PHEN

20 de septiembre de 2013
FRONTERA LAOS-CAMBOYA:
El paso es por Vong Kham (Laos)-Dom Kralor
(Camboya)
Nosotros llegamos desde Don Det (en las 4 mil islas) con “el bus de frontera”-3´5€ 
Hubimos de rellenar 2 formularios, entregar 2 fotos, y pagar 30$
o 27000riels 
En la frontera contratamos ir hasta Kratie por 15$ 
El trayecto discurre por un
paisaje yermo, solitario, escasas poblaciones. La carretera es recta pero
muchos tramos en obras. Pasamos de largo Stung Treng
Sólo son 141km pero llega a
16´30h (4h de trayecto)
ALOJAMIENTO EN KRATIE:
Miramos los que están frente al río. Hay 3 juntos: el Novoandom 6$, el Riverside 10$; y el Oudom Sambath 7$ donde nos
quedamos. Fan, baño, Muy Bien
el Mekong y la isla Koh Trong

KRATIE

Se sitúa a orillas del Mekong y su fachada al río es lo mejor que tiene. 

Visible desde la orilla está la
isla de Koh Trong
que es posible recorrer en bici (se mete en la barca que cruza desde Kratie a esta pequeña isla)

Otra posibilidad es la excursión por el Mekong para descubrir los singulares DELFINES IRAWADY

sopa Sim reap

En el centro de la localidad, junto
al rio, se ubica el imponente templo y por detras de él el mercado 

Esto visitamos en un tranquilo paseo  y cenamos en el restaurante
Hjemer.
 Muy bueno, popular, muchos platos: sopa sim reap, queso Komlong
(como una pasta rebozada), pescado, pollo encebollado, té helado. Salimos
a 1´7€pp
A través del hotel gestionamos el
traslado hasta Phnom Penh-348km.
Una furgoneta compartida con gente local nos recoge en la puerta
A 140km pasamos KOMPONG CHAM
Igualmente a orillas del Mekong.
Sus lugares destacados son
limitados: el templo Wat Nokor a 1km. Atravesar el puente de bambu a la isla rural
Koh Paen. El viejo faro frances.
Para dormir: Mekong hotel 12$
Excursiones: a la
colina hombre y mujer y al Wat Maha Leap a 20km
PHNOM PENH LA CAPITAL. A orillas de rios Tonle Sap y Tonle
Bassac
White river guesthouse

Es una ciudad muy extendida pero su centro es compacto y fácil de recorrer a pie
Monivong bulevar es su larguisima calle central

ALOJAMIENTO
-Sunday gh-8$
White River guesthouse. 7$. Centrico. Recomiendo.
Nos permite ir a pie a los
lugares más interesantes
tf 023990576
-El clásico e histórico es el hotel Le Royal
UN PASEO POR LA CAPITAL:
1-comenzamos en su paseo fluvial,
a orillas del rio Tonle Sap, con arquitectura colonial y múltiples chiringos y restaurantes. Uno genial para desayunar es Bopha PP Titanic, que hace un set de desayuno por 2´95$ en un edificio tipo templo y a orillas del río. Cada dia de 6 a 10´30h

2-Nuestro hotel está a dos pasos del PALACIO REAL 6$, ¡ojo con la vestimenta! se ha de llevar pantalón largo, sin camiseta tirantes.
Recorrer sus patios, pagodas, estupas, templos, salones… es trasladarte a un cuento.
palacio real
En tan magnífico complejo descubrimos la pagoda de plata (llamada así por las baldosas de plata del suelo)-el salón del trono, el buda esmeralda, patios, jardines…

3-Aledaño al palacio se halla el MUSEO NACIONAL. Con su rojiza fachada. Alberga escultura jemer
museo nacional

4-Visitamos el templo de WAT OUNALOMseguimos el paseo a orillas del rio. En 10min llegamos al gran templo WAT PHNOM, encaramado sobre una pequeña colina. 
Se accede por una escalera rosada
flanqueada de estatuas, nagas, leones, guardianes. 
En lo alto hay diversas estupas, templos, budas…

Wat Phnom


Nos encontramos muchos fieles ya que es el templo más venerado. Verás jaulas y te ofrecerán que liberes un pájaro y lo eches a volar, esto te traerá buena suerte.


Otra detalle a destacar es que por delante de la escalinata hay un gran árbol y lo vimos repleto de murcielagos gigantes que sesteaban colgados boca abajo.

portero del Le Royal hotel

5-Un poco más al Norte está el puente japonés, (es el de «los gritos del silencio», donde los jemeres rojos amenazaron con matar al periodista y sus acompañantes).

Nosotros vamos al Oeste y en 5min pasamos la biblioteca nacional y el clásico hotel
le Royal
al que entramos. Un portero con su atuendo colonial nos da la bienvenida.


6-Otros 10min por Monivong bulevar, vemos la estacion tren y, sobre todo, el gran MERCADO PSAR THMEI con su
cupula art deco.
Aparte del colorido de sus productos y la animación de sus puestos hay un área con geniales rincones para comer o beber un zumo

psar Thmei


Callejeamos de vuelta al hotel, vemos el MONUMENTO A LA INDEPENDENCIA, que es una torre al estilo de Angkor,

A través de la recepción del hotel contratamos una moto-taxi con remolque en el que caben 4-6 personas para hacer las dos visitas más escalofriantes de Camboya: la que fue prisión de máxima seguridad en la época de los jemeres rojos y los campos de la muerte

TUOL SLENG:La tristemente célebre prisión de seguridad S-21. La expresion maxima del terror. 

En 1975 los jemeres rojos
convirtieron esta escuela en la prisión estatal S21. El mayor centro de
detención y tortura. Hoy convertido en un museo en memoria de aquel horror

Alambradas, aulas-carceles, centro de torturas, galerías de fotos de los prisioneros, camas de hierro con grilletes… Todo pregona el salvajismo y la sinrazón.

Son varios edificios cuadradotes alrededor de un patio. Hay paneles explicativos.
Se cometieron atrocidades indescriptibles.

torturas

Sobrecogidos, nos trasladamos 15km a las afueras de Phnom Penh. Nuestro siguiente destino es aún más incomprensible y devastador:

Campo de exterminio Choeung Ek-LOS CAMPOS DE LA MUERTE

entrada a los campos de la muerte

Ese es su nombre y realmente es eso. Allá se ubican varias fosas comunes donde fueron enterrados (echados) miles de prisioneros políticos.

En una alta estupa conmemorativa central se han colocado 9000 calaveras encontradas en ellas.

Recomiendo hacerse con la audioguía para entender mejor el lugar.

plano de Choeung Ek

stupa conmemorativa

Aquí se cometieron hechos tan espeluznantes como  un árbol llamado «killing tree», («árbol de asesinar») Sobre su tronco los jemeres rojos golpeaban a los bebés hasta reventarlos. Así de brutalmente lo cuento pues así de brutalmente sucedió. Creo que no es preciso añadir más. Ojalá esa memoria sirva para que atrocidades como aquella no se repitan jamás.

killing tree


Fue una visita dura a ese memorial del genocidio.

fosas comunes

La S21 en su
origen fue una escuela, allí se educaba, los niños abrían sus ojos al mundo, se les
aleccionaba, se estudiaba la cultura, la historia, en esas aulas se escuchaban
risas, juegos, y, de pronto, todo cambió a gritos, torturas, barbarie… Los jemeres rojos la convirtieron en su centro de detención, torturas y aislamiento. Un mismo
recinto, un mismo país. De esas sonrisas al terror.

En esas aulas ahora están las fotos de las víctimas,
su historias truncadas, sus vidas que allá quedaron a consecuencia de un régimen visionario,
tirano, salvaje, mientras el mundo miraba a otra parte. ¡Siempre parece mirar a otra parte en estas situaciones…!

Observas esas camas de hierro sobre las que los que se creían elegidos golpeaban hasta la muerte a quienes tuvieron la mala fortuna de no pertenecer a esa camarilla. ¡Ese fue todo su delito! Soportes donde se
les colgaba. Las tinajas en las que se les sumergía en agua y asfixiaba. Alambradas…


“Todos los
recursos del memorial llevan a tocar, a dejarte tocado. Y lo consigue. Veo
victimas por todos lados. Todos los que hoy aparentan mas de 20 años lo sufrieron,
lo vieron, estuvieron, tienen las cicatrices, el trauma, el dolor. Pero la vida
continua y hay que mirar para adelante. Olvidar. También recordar, para estar
preparado”. 
(Esto escribió Pere Rotger sobre otro lugar semejante: el genocidio de Ruanda)

¡Y aún más contundente fue visitar los campos de exterminio Choeung Ek-LOS
CAMPOS DE LA MUERTE! Con esa definición ya está dicho todo. A 15km de Phnom
Pheng.

De nuevo choca lo apacible que fue el lugar, (y es), entre exuberantes arrozales,
a su alrededor todo es vida, pero allí los jemeres rojos cavaron sus fosas y la infamia humana alcanzó las más altas cotas.

Alquilo la audioguía (imprescindible para comprender
bien este lugar, lo que aquí realmente se vivió) Con ella recorro esas fosas
comunes, la estupa central con 9000 calaveras que en ellas se encontraron. Eso
son 9000 vidas, 9000 historias, 9000 deseos, ilusiones, esperanzas… que fueron cortadas de
cuajo. Son dramas que allá sucedieron. Algunos tan dantescos como el “killing tree”
(literalmente: árbol de asesinar). Contra su tronco estampaban a los bebes
hasta reventarlos. Hoy, en cada uno de esos golpes, se ha colocado una pulsera o una cinta de color, amuletos contra tanta necedad.

De nuevo recurro a Pere Rotger: “Son historias crudas. Uno se pregunta si es necesario explicarlo todo,
si es necesario ese nivel de sensacionalismo, de buscar el sufrimiento en el
que va a ver esos memoriales. Pero, ¿de que se trata, al fin y al cabo? ¿Se trata
de explicar las cosas a medias o de explicar la crudeza y brutalidad de un
genocidio? Pienso en nuestros medios de comunicacion y en aquello que nos llega
a traves de ellos. Nos llega lo que nos llega, recortado, editado y advertido
para no herir susceptibilidades. Para que la comida no se nos atragante durante
el informativo del mediodia o la noche. Para no causar traumas infantiles a
menores, ni a mayores, que no deben ver según qué. ¿Pero que es ese «según
qué» que no deben ver los menores y mayores? Cuando uno recibe una vacuna
recibe, en realidad, millones de bichitos de esa enfermedad, dormida, para
crear defensas, anticuerpos generados desde el propio organismo. Se inocula el
trauma para que el cuerpo se pueda defender cuando la enfermedad ataque. Pienso
que la crudeza de las imagenes de un genocidio o de cualquier acto de violencia
deben causar un trauma en el niño o en el adulto que los ve. Un trauma
preventivo. Un trauma necesario. Un trauma que lo vacune contra la rabia, el
odio, y el salvajismo que de esto se desprenden. No son las peliculas, no es la
ficcion. No es la cantidad de metraje cinematografico que excita y que distrae
al espectador ocioso. Defiendo un trauma inoculado con consciencia, la realidad
de un genocidio explicada como fue. La realidad de un acto de violencia
perpetrado por un ser sobre otro”


El lo cuenta de Ruanda, y es perfectamente extrapolable a
Camboya. Y lo mismo: “…Sólo despues el mundo se horrorizó. Sólo despues de suceder el
genocidio los ojos del mundo miraron a Ruanda (Camboya) y vieron”.
 
Y yo añado. Censurable es que lo vieran cuando los hechos ya estaban consumados, pero más lo es que: ¿qué más da que lo vieran? Porque, tristemente, nada
parece ser suficiente y tales hechos se siguen repitiendo una y otra vez, aún en fechas actuales. Ahí está la antigua Yugoslavia. Ahí está el drama de Siria, de Iraq, de Afganistán…
Me queda el consuelo de que tales barbaridades, más tarde o más temprano, siempre tienen su final. Por medio el daño es enorme pero siempre logran recomponerse. En el caso de los camboyanos, como sus vecinos
vietnamitas tras la guerra, se rehicieron pronto. No viven lastrados por ese pasado, no
albergan rencores o resarcimientos, continúan hacia delante y la sonrisa
vuelve a inundar sus rostros.
Es esta una caracteristica muy encomiable de las gentes de estas latitudes: su capacidad de superarse. «Ya pasó, miremos, entonces al futuro. El pasado es eso: pasado». Y el asiático sabe muy bien cómo dejarlo atrás y que no le condicione.



Regresamos de atardecida a la capital. Paseamos por la orilla del río aún con ese bolo de bilis en la garganta..

Hay mucha gente local en los múltiples locales de este bulevar ribereño. Todas con esa gran sonrisa que les ilumina el rostro, que te reconforta.

Vemos el palacio real iluminado y cenamos en un restaurante local un pescado amoc, el tipico de Camboya.

pescado amoc

Mañana partimos hacia el Sur, a la costa camboyana.

Contemplamos la posibilidad de tomar desde la misma capital el barco a Battambang y
a Angkor. Esa travesia depende del nivel de las aguas y, en esa época, estaba bajo


Un bus a Kampot son 3$ tarda 3-4h



A Battanbang 4$ 5h

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