GOUDA

20 de marzo de 2024

23/7 JUEVES. A GOUDA

FUIMOS EN JUEVES PUES SE
CELEBRABA EL MERCADO SEMANAL DEL QUESO

DESARROLLÁNDOSE ESE MERCADO COMO ANTAÑO: LAS TRANSACCIONES, EL ÁRBITRO MEDIADOR,
EL PESAJE EN UNA BÁSCULA ANCESTRAL…

Desde Utrech podíamos ir por la autopista. (30km. 20 min) O por las
carreteritas rurales. (24km. 35min)

Escogimos la segunda opción. A 30-50km/h, lo cual era genial, para
poder deleitarse con esos paisajes de pueblitos con encanto, granjas, vacas,
caballos…

Aparcamos muy fácil en la entrada, en una explanada bajo la carretera,
al lado del PARQUE
HAUTMANN.

Estábamos en el extremo sur de un centro histórico que era redondeado,
circunvalado por un canal.

Paseamos por ese parque Hautmann, con un MOLINO ANTIGUO

Desde él ascendimos hacia el
norte de una ciudad que se nos presentaba tranquila, con hermosas casas, ¡TODO DECORADO Y
RELACIONADO CON EL QUESO!
: asientos, estatuas…

También unos canales preciosos

la antigua lechería

LA CATEDRAL SAN
JUAN BAUTISTA
con sus vidrieras. 

A su alrededor antiguos callejones,
pasajes, cafés en escondidos patios de palacetes o conventos, con históricos
relieves y pinturas de escenas cotidianas.

Entramos en LA
QUESERÍA WILLEMKOESENHUIS,
¡fabulosa! ¡Miles de quesos, sabores,
variedades! En el centro del local tenían una gran rueda de degustaciones: al
whisky, a la trufa, al pimiento, clásico, guindilla, comino, cebolla…

El centro neurálgico era LA PLAZA DEL MERCADO

con el AYUNTAMIENTO, que parecía
un joyero 

la antigua CASA DEL PESAJE, (en su interior la gran báscula
donde se pesaba el queso comprado)

LOS JUEVES SE
REALIZABA EL MERCADO DEL QUESO. 

COMO HACÍA SIGLOS.

En la plaza había numerosos puestos donde la gente local y visitantes
los compraban.

Las grandes transacciones se realizaban en medio de la plaza, a
la vera del ayuntamiento.

Sobre palés de madera en el suelo los maestros queseros habían apilado
sus enormes ruedas de queso, de distintos pesos. 5, 10, 30, 50kg…

El comprador interesado se lanzaba a una puja con ese maestro. Ambos
iban vestidos tradicionalmente. Lo hacían a voz en grito, con aspavientos y
gesticulaciones, con un mediador entre ambos, en su caso vestido
estridentemente, con un traje de chaqueta y pantalón amarillo chillón, zapatos
y corbata rojos y sombrero.

Cerrado el TRATO se daban la mano aparatosamente

unos mozos
ataviados con camisa azul, pañuelo rojo, zuecos y gorra colocaban el queso
comprado en UNAS CARRETAS y l
o llevaban a la CASA DE PESAJE

Otra forma de transportarlo era cargándolo en una plataforma tipo trineo,
pasar los tirantes dispuestos a cada esquina sobre los hombros, y entre dos
personas acarrearlo.


En esa CASA DE PESAJE también había un encargado específicamente para
esa labor. Con gran meticulosidad colocaba las pesas, de distintas medidas, en
uno de los platos hasta nivelarlo con los quesos en el otro.

¡También te podías pesar tú y te daban un certificado! En pounden.

Y al lado de esa casa de pesaje había una carreta cargada de quesos y
podías jugar a adivinar cuánto pesaban, lo escribías en una tarjeta con tus
datos y el que más se acercara ganaba un premio.

Siguiendo el paseo por Gouda, más al norte, con más canales y
callejones preciosos, hasta el MUSEO EXPERIENCIA GOUDA y otro MOLINO

Vuelta al centro correspondía una fondue de queso en el RESTAURANTE
KOEIEN EN KAAS
(según cual escogieras entre 18-21€)

Y TOMAR UN STROOPWAFEL, un tipo de galleta-barquillo que nació
en Gouda.  Se remontaba a 1784; lo
inventó un panadero con las migas y especias que le sobraban, y se le ocurrió
ligarlo con caramelo. De ser algo de un estrato humilde, enseguida se
popularizó y extendió.


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